¿Sabes si tienes dependencia emocional?

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¿Sabes si tienes dependencia emocional?

Pensamos que necesitamos de una pareja para poder disfrutar de una vida plena. Nos han hecho creer que somos medias naranjas, en busca de la otra media. De tal forma que si no existe esa colisión estaremos condenados a vivir con un sentimiento de vacío: un vacío que no podrá llenar nadie, ni amigos ni familiares, solamente esa persona que te da ese tipo de amor diferente. Y si bien es cierto que a un porcentaje elevado de la población le gustaría o preferiría tener a esa media naranja o persona especial, es importante saber diferenciar entre si lo prefieres o es que en verdad lo necesitas.

Cuando se rompe una relación de la que no se quería salir, y tras un periodo de continuos pensamientos y emociones desagradables relacionados en su mayoría con la tristeza, una persona que no es dependiente emocional es muy probable que, a pesar de la tristeza y de la dificultad de muchas situaciones, no tenga impedimentos a la hora de disfrutar o realizar otras actividades de la vida y, por lo tanto, consiga reponerse tras un periodo de tiempo saludable.

Cuando una persona es dependiente emocional es muy probable que no soporte el hecho de estar sola, por lo que sus energías estarán encaminadas a que esa situación de soledad no perdure ni sea eterna. Una persona dependiente suele simplificar todos sus recuerdos a situaciones felices vividas con la persona en cuestión, o bien buscando a otra pareja que sirva para llenar ese vacío y así mitigar ese dolor, provocando una cadena de relaciones.

La autoestima es el sentimiento que tenemos hacia nosotros/as mismos/as. Del mismo modo que cuando quieres a alguien, le/la proteges y valoras; lo mismo sucede cuando te quieres a ti mismo/a. Si no nos valoramos no nos queremos. Es difícil que elijamos libremente, por lo que acabaremos asumiendo a cualquiera que cubra esa necesidad. Si no nos aceptamos, no podremos disfrutar de nuestra soledad.

Es posible no darnos cuenta  que el amor de otro/a, aunque es maravilloso, no puede sustituir el amor propio, y lo que es peor, si no nos queremos no podremos dar lo que no tenemos. Si tu búsqueda va en ese sentido ¿Cómo vas a saber si estás con ésa persona porque lo has elegido o porque realmente lo necesitas?

¿Cuáles son los síntomas de un dependiente emocional?

  • Antepones a esa persona por encima de todo lo demás. Dejas de priorizar tus ideas, necesidades, aficiones y/o familia, dando mayor importancia a las de la otra persona. Es la exaltación del “por ti lo dejo todo”, incluso puedes llegar a abandonar tus estudios o trabajo, si se interponen en tu relación. La persona dependiente se coloca por debajo en una organización jerárquica rígida.
  • Sientes un miedo constante a perderle. ¿Te suenan estas frases? “No puedo vivir sin él/ella” “Si me deja, me muero” “Mi vida no tiene sentido ahora” “Qué voy a hacer”. La persona dependiente no se imagina que la relación pueda terminar, esa posibilidad ni se la plantea y en el momento en que percibe señales de riesgo o de abandono sufrirá un elevado malestar. Además, el contacto con la pareja puede ser como una droga y le puede suponer un síndrome de abstinencia ante la retirada, apareciendo ideas obsesivas, de ansiedad y fuerte sintomatología depresiva. Todo este enorme padecimiento desaparece por una simple llamada, mensaje o encuentro, pues por fin se produjo el ansiado contacto, recibió su dosis, lo que hace que la dependencia se mantenga y se crea más necesaria de lo que realmente es, relacionando el bienestar emocional con esa persona.
  • La felicidad solo la encuentras en el amor. La persona dependiente no soporta estar a solas consigo misma, la soledad le provoca angustia e incomodidad y evoca la idea de que nadie le quiere. Hay personas que llevan toda su vida en la misma relación, probablemente en un insano equilibrio de sumisión y control, pero lo más común es encontrar personas que enlazan relaciones infructuosas y que no sueltan a una pareja hasta tener a otra bien asegurada. También hay personas que se aferran a la primera persona que aparece tras una ruptura y si no encuentran a ese alguien que quiera quedarse a su lado, comienzan una espiral de relaciones pasajeras y de promiscuidad, como intento de llenar ese vacío.
  • Idealizas a esa persona pensando que lo bueno que tienes es gracias a ella, y en muchas ocasiones no te enamoras de la persona real, si no de la imagen que te has formado de ella, de tal manera que no eres capaz de ver nada negativo en él o en ella; muchas veces se venera a la pareja como si de un ser superior se tratara. En este punto, la persona dependiente sobrevalorará las cualidades de su pareja e infravalorará las propias creyendo que no son capaces de tomar decisiones o lograr objetivos sin esa persona a su lado.
  • Eres vorazmente afectivo/a. Al no tener estrategias propias contra el malestar emocional cuando se viven situaciones desagradables las vuelcas en la otra persona y cuando recibes atención por su parte, sientes paz y te calmas. Lo que no sabes es que es una sensación poco duradera: cada vez necesitarás más, hasta llegar a devorar emocionalmente a la pareja, que se sentirán exhausta y agotada.

Para estar en una relación sin dependencia es importante aprender a amar desde el conocimiento y la aceptación. Esto es: reconociendo las virtudes y defectos de la persona, sin idealización ni demasiada admiración. Con dependencia emocional no se logra disfrutar de las relaciones, ya que hay un enganche en tan poco tiempo que se pierde la capacidad de ser feliz por uno/a mismo/a y con los demás.

Disminuir, para después eliminar, esta dependencia es posible siempre y cuando se sea consciente y se trabaje en ello.

Existen algunas prácticas que podemos hacer poco a poco para superar esa dependencia emocional. Entre ellas destacamos:

  • Refuerza tu autoestima. Comienza a valorarte haciendo cosas por y para ti, cosas que has aplazado por dedicar tus energías a otra persona. Eso te ayudará a potenciar las virtudes y fortalezas que tienes por ti misma.
  • Relaciónate con otras personas. Tener amigos fuera del círculo de la pareja es fundamental para disfrutar de tu tiempo libre y ganar independencia. Al principio te puede costar, pero poco a poco verás que disfrutas también con otra compañía.
  • Afronta el miedo a la pérdida. Piensa que una relación es libre y cualquiera de las dos partes tiene el derecho de querer romperla. Si somos conscientes de que este hecho puede ocurrir, será mucho más fácil gestionar una posible pérdida.
  • Sé asertivo. Aprende a decir no y a tomar tus propias decisiones según tus pensamientos y objetivos. No cedas siempre, no pienses siempre en sus preferencias para actuar en consecuencia. No antepongas siempre sus gustos a los tuyos; aunque te haga feliz verle feliz, es cuestión de tiempo que descubras la felicidad en tu prioridad.
  • Acéptate y perdónate. Todos/as cometemos errores y no siempre actuamos de la mejor forma con nosotros/as mismos/as ni con el resto. Ver el error como un nuevo aprendizaje, tratándote con cariño y respeto para cambiarlo, te ayudará en este proceso.

Es fundamental que aprendamos a aceptarnos y priorizarnos, para después poder incorporar todo esto en nuestras relaciones. Generando una relación de respeto, tolerancia y entendimiento mutuo. No somos medias naranjas en busca de la otra mitad, somos naranjas completas que encuentran a otras enteras.

Artículo escrito por Guadalupe Mena

En el centro de psicología en Madrid trabajamos un equipo de psicólogas y psicólogos entusiastas de nuestra profesión, con años de experiencia, un alto nivel de especialización y una amplia formación contrastada. Queremos ofrecer respuestas y herramientas a las personas para facilitar su pronta recuperación y así poder mejorar su bienestar y su calidad de vida en general.

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