La cárcel del propio cuerpo: trastornos de la conducta alimentaria (TCA)

//La cárcel del propio cuerpo: trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
Trastornos de la conducta alimentaria

La concepción de los trastornos asociados a las conductas alimentarias ha sufrido una gran evolución a lo largo de los años. Su primera mención se orientó hacia la descripción de los síntomas y signos de la Anorexia nerviosa (AN) y data del siglo XVII a manos de Richard Morton, que consideró el origen del trastorno como una consecuencia de la perturbación del sistema nervioso unida a sentimientos de tristeza y una constante preocupación. He ahí la primera manifestación de la importancia de las preocupaciones sin descanso presentes en estos trastornos, ¡no olvidemos este punto!. A pesar de ello, no sería hasta el siglo XIX cuando se comenzaría a hablar del miedo intenso a la ganancia de peso y la distorsión corporal tan característica de esta patología.

Si bien los trastornos que integran este grupo de los TCA resultan bastante heterogéneos, todos ellos se caracterizan por presentar un patrón de ingesta alterada y/o comportamientos cuyo objetivo es el control del peso. ¿Por qué controlarlo? Te estarás preguntando, lector. Pues bien, he aquí donde reaparece de nuevo ese factor tan importante para la comprensión de estos trastornos: la extrema preocupación por la autoimagen y el peso corporal.

Pero, ¿Y esto es realmente relevante?. ¡Juzga por ti mismo! Solo te diré: los TCA constituyen el grupo de trastornos mentales con la mayor tasa de mortalidad y uno de los problemas de salud pública más severos y relevantes para nuestra sociedad en la actualidad.

Vale, son muy relevantes, pero, ¿me va a afectar esto a mí? En líneas generales, si bien esto parece estar cambiando cada vez más, estos trastornos se encuentran más presentes en mujeres y además van de la mano en muchas ocasiones con el diagnóstico adicional de otros trastornos, especialmente aquellos del estado de ánimo y la personalidad.

Pero, entonces, ¿Cómo se desarrolla un TCA?. Esta pregunta del millón ha despertado especial interés en los investigadores, los que han conseguido delimitar algunos factores que parecen estar presentes en aquellos que desarrollan un TCA:

  • Género femenino: características hormonales de este género se ven exacerbadas por mensajes culturales con ideales corporales que promueven la objetivación y la búsqueda de estereotipos de delgadez
  • Edad entre 15 y 19 años: durante la adolescencia se experimenta con especial fuerza la presión social hacia el estereotipo de delgadez extrema, coincidiendo con un momento vital que en muchas ocasiones aleja a dichas adolescentes de este estereotipo, impactando negativamente en la satisfacción con el propio cuerpo
  • Factores socioculturales: como modelos familiares muy exigentes o rígidos, hábitos alimentarios irregulares durante la infancia y actividades llevadas a cabo que refuercen la valoración excesiva de la delgadez y el peso corporal
  • Factores psicológicos: como la insatisfacción corporal, la puesta en marcha de una dieta, la baja autoestima, así como ciertos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo o la impulsividad, constituyen factores de riesgo para este grupo de trastornos
  • Uso abusivo de internet: parece que este tipo de uso supone un predictor de la aparición de TCA en población estudiante

Y, ¿Cómo puedo percibir si alguien de mi entorno está entrando en esta dinámica? Podemos mencionar ciertos aspectos que, si bien no nos permiten conocer con seguridad si la persona sufre un TCA, si que resultan señales de alarma y se deben tener en cuenta:

  • Bajo índice de masa corporal (IMC) en comparación con los valores de referencia según edad
  • Consultar por problemas de peso sin estar en sobrepeso
  • Presencia de sobrepeso
  • Presencia de trastornos menstruales o amenorrea
  • Presencia de síntomas gastrointestinales
  • Signos de inanición o vómitos repetidos
  • Niños/as con retraso o detención en el crecimiento

Esto en caso de que ya se estén mostrando indicadores de sufrir algún TCA, pero, ¿Podemos hacer algo para evitarlo? Esta misma pregunta dispara el interés de aquellos investigadores que ven posible la prevención primaria de este grupo de trastornos. Además, les resultó especialmente interesante ya que, si bien los costes tanto en términos de bienestar psicológico y físico como en el plano económico son significativamente elevados, estas patologías frecuentemente no se encuentran bajo tratamiento.

Así, algunos programas de prevención desarrollados en escuelas para adolescentes parecen tener un gran potencial de eficacia, tanto por el número de individuos a los que llega como por sus características y momento vital.

Entonces, ¿Qué sabemos que funciona? En lo que a prevención primaria se refiere, su finalidad pasa por reducir la potencial incidencia de los TCA en un futuro, por lo que en líneas generales estos programas perseguirán los siguientes objetivos:

  1. Reducir el efecto de los factores de riesgo
  2. Aumentar el efecto de los factores de protección
  3. Aumentar las estrategias de afrontamiento
  4. Mantener los logros

Para llegar a estos objetivos, la literatura científica hasta el momento ha podido señalar como eficaces, en alguna medida, los siguientes elementos:

  • Dirigir esta prevención a la población adolescente
  • Realizar la prevención en el propio centro escolar
  • Contar con un equipo multidisciplinar
  • Trabajar sobre los factores de riesgo para el desarrollo de los trastornos
  • Seguir un estilo interactivo
  • Asegurarse de que el programa de prevención se realiza en varias sesiones
  • Poner en marcha técnicas y directrices de corte cognitivo-conductual
  • Utilizar instrumentos de medida validados en la población donde se vaya a desarrollar la prevención

Sin embargo, ya sabemos que el desarrollo de estos trastornos es complejo y, debido especialmente a su componente cultural y ambiental, la prevención debe asegurar a su vez la instrucción de las familias de los adolescentes en las siguientes cuestiones:

  • Trasmitir mensajes dirigidos a la promoción de hábitos saludables (p.e.: alimentación, deporte, higiene del sueño)
  • Promover rutinas de ingesta saludable (p.e.: evitar dietas restrictivas)
  • Facilitar la comunicación
  • Evitar las conversaciones constantes centradas en la alimentación o la imagen corporal, evitando a su vez las bromas al respecto
  • Mejorar la autoestima

Como hemos podido ver, los TCA son un grupo de trastornos complejo, no solo por su heterogeneidad en cuanto a sintomatología y características, sino también por la multicausalidad de su desarrollo. Por todo ello, la prevención de estas patologías parece una estrategia con un gran potencial de cara a la disminución del coste asociado al desarrollo de la misma, de igual modo que todas las consecuencias individuales que la persona que la sufre soporta día a día.

BIBLIOGRAFÍA

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Artículo escrito por Alba Sierro

En el centro de psicología en Madrid trabajamos un equipo de psicólogas y psicólogos entusiastas de nuestra profesión, con años de experiencia, un alto nivel de especialización y una amplia formación contrastada. Queremos ofrecer respuestas y herramientas a las personas para facilitar su pronta recuperación y así poder mejorar su bienestar y su calidad de vida en general.

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