¿Qué son los estilos parentales?
Los estilos parentales son la forma en la que los padres actúan con respecto a sus hijos en la vida cotidiana, en la resolución de problemas y la toma de decisiones. Es decir, son el conjunto de técnicas que utilizan los padres en la educación de los hijos. Las distintas formas de actuar dan pie a expectativas y límites que serán el marco de referencia para los menores.
Existen diversos estilos educativos, pero no son excluyentes. Hay padres que pueden utilizar combinaciones de estos, pero esto implica una baja consistencia, que no es lo más correcto para una buena educación.
¿Qué estilos parentales existen?
La combinación del tono de la relación, del nivel de comunicación y de las conductas empleadas para encaminar el comportamiento darán lugar a los diferentes estilos parentales, que varían con el paso del tiempo y también están influidos por características propias del menor, dado que las relaciones entre padres e hijas son bidireccionales.
- Estilo democrático o autorizativo: En este estilo existe un afecto constante y manifiesto hacia el hijo. Los padres se muestran sensibles ante las necesidades del menor, se le proporcionan las explicaciones necesarias y se promueve la conducta deseable.
Las técnicas que se utilizan para cambiar las conductas son razonadas y se favorece la comunicación sin barreras. Se puede observar como este estilo estimula que los hijos sean competentes socialmente, motivados, con iniciativa y con autocontrol. Del mismo modo facilita una buena autoestima así como un autoconcepto realista, finalmente reduce la probabilidad de que exista tensión entre padres e hijos.
- Estilo autoritario: En este estilo las normas son minuciosas y rígidas, castigando el fallo, pero sin alabar las conductas adecuadas. La comunicación suele ser de arriba abajo, cerrada y con poco diálogo, promoviendo la afirmación de poder de los padres sobre el menor.
Se puede observar que este estilo parental favorece una escasa autonomía, reduce la creatividad y desemboca en una baja competencia social del menor, siendo frecuente que predomine la impulsividad en el niño así como una concepción moral poco sólida en la que sólo se pretende evitar el castigo.
- Estilo indulgente o permisivo: En este estilo predomina que los padres sean indiferentes tanto ante las conductas positivas como a las negativas de sus hijos, mostrándose pasivos y dedicándose sólo a atender las necesidades de los menores. Se evita así la afirmación de la autoridad, y en muy pocas ocasiones hacen uso de límites o castigos, tolerando cualquier impulso de estos.
Esto desemboca en una baja competencia social o poco autocontrol, ya que no se muestra respeto hacia las normas o personas, baja autoestima e inestabilidad emocional. Por otro lado, también suele favorecer un bajo rendimiento escolar.
- Estilo negligente: Los padres con este estilo parental no se sienten implicados ni afectivamente ni en la tarea de educar; es más, invierten en sus hijos el menor tiempo posible.
Como consecuencia existe poca motivación, poca capacidad de esfuerzo y cierta inmadurez, favoreciendo un bajo control de impulsos y agresividad.
¿Qué puedo hacer para ser más democrático?
- Se consistente con las normas y reglas que aplicas
- Procura no gritar ni insultar a tu hijo
- Fomenta la comunicación y la escucha
- Deshecha el castigo físico. Tiene más consecuencias negativas que positivas
- Explícale a tu hijo porque algo está mal y asegúrate de que entiende que hay consecuencias a los actos. Pero siempre avísale antes para que tenga la oportunidad de decidir si quiere seguir adelante con esa conducta o no
- Demuéstrale afecto a tu hijo, se cariñoso y pasa tiempo de calidad con él. Aprende de sus intereses
- Hay que seguir adelante con los castigos, si se ha infringido una norma debe haber una consecuencia
- En adolescentes se puede negociar con ellos las conductas y sus consecuencias o privilegios
- No eres su amigo. Este es un fallo típico de los padres. Los padres deben ejercer como tales. Un hijo necesita normas y supervisión.
- No uses etiquetas con tu hijo. La conducta que ha hecho puede estar mal, pero esto no es lo mismo que decirle “eres malo”. No calificar al niño con adjetivos
- Elogia a tu hijo siempre que haga algo bien. Si hace algo mal ayúdale a corregir la conducta
- No compares a tu hijo con otros niños o con sus hermanos
- Enséñale a pedir disculpas (y pídela tu cuando te equivoques) y a perdonar. Enséñale a no mentir
- La mejor educación viene de un buen ejemplo. Sé un buen ejemplo para tu hijo, no utilices palabrotas ni lleves a cabo conductas que no quieres que el niño repita
- Hay que dejar que los niños exploren, se equivoquen, comentan fallos. No podemos sobreprotegerlos. El mejor aprendizaje proviene de la experiencias
- No hagas por tus hijos cosas que son capaces de hacer por sí mismos
- Exígeles responsabilidades (acordes a su edad)
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