¿Qué efectos produce en nuestro cerebro la práctica de la meditación?

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¿Qué efectos produce en nuestro cerebro la práctica de la meditación?

La meditación es un proceso de autorregulación atencional y un estado de conciencia ampliada (Carlson y Garland, 2005). Es una vía de crecimiento espiritual, un camino hacia nuestro perfeccionamiento personal. En concreto, la meditación zen, vinculada a la filosofía budista, persigue el ideal de la iluminación, a la que define como la liberación espiritual de las posesiones mundanas y los apegos que nos esclavizan e impiden vivir plenamente el presente.

Una de las formas de meditación que se trabajan dentro de la corriente zen es la localización de los procesos atencionales en el campo global, como ocurre en la práctica del mindfulness.

El mindfulness es un estado de plena consciencia del presente, del aquí y del ahora dentro y fuera de nosotros, que se observa pero no se juzga. Permite desarrollar una gran sensibilidad hacia lo que nos rodea, una mayor apertura a la adquisición de nueva información y la contemplación de diversas perspectivas.

Además del desarrollo de nuestra dimensión espiritual (no necesariamente vinculada a la religión), la práctica de la meditación produce cambios tanto a corto como a largo plazo en nuestro cerebro. Estos cambios se dan a nivel neurofisiológico, estructural y funcional, y se traducen en una serie de beneficios para nuestra salud psicológica y nuestra vida en general.

Algunos de los cambios que la ciencia ha estudiado hasta el momento son:

  1. Una mayor activación neuronal en la ínsula anterior, que es la encargada del reconocimiento de las emociones y de vincular estas a las experiencias y percepciones.
  2. Una reducción del tamaño de la amígdala, implicada en las respuestas de estrés, miedo y ansiedad. También disminuyen las conexiones entre esta y otras áreas cerebrales.
  3. El hipotálamo recoge toda la información procedente del sistema límbico y controla la liberación de hormonas por parte de la hipófisis: se reducen los niveles de cortisol (hormona del estrés) y se elevan los de DHEA o dehidroepiandrosterona (hormona de la juventud), que palia las alteraciones producidas por el cortisol.
  4. Una mayor concentración de sustancia gris en el giro temporal inferior, implicado en el procesamiento de imágenes visuales, y en el hipocampo, que se encarga de mediar en la creación y recuperación de recuerdos, así como en la carga emocional que estos conllevan.
  5. Un aumento del tamaño del córtex prefrontal, implicado en tareas de concentración, toma de decisiones y autocontrol. El grosor del tejido se incrementa especialmente en las áreas 9 y 10 de Brodmann, encargadas de asociar experiencias para generar ideas abstractas.
  6. Un engrosamiento de la corteza cingulada anterior, involucrada en la regulación de las funciones endocrinas, en el almacenamiento de la memoria y en el control de la percepción de displacer por el dolor.
  7. Un crecimiento en las dimensiones de la unión temporo-parietal, responsable de las relaciones sociales: específicamente de la empatía y la comprensión.

Esta serie de cambios en nuestro cerebro optimizan nuestro rendimiento cognitivo, disminuyen los niveles de estrés y la intensidad de las emociones negativas, mejoran nuestras relaciones interpersonales y nuestra autoestima e incrementan nuestra sensación de bienestar. Además, favorecen la apertura a las distintas perspectivas acerca de todo lo que acontece dentro y fuera de nosotros, así como la flexibilidad ante el cambio y la resolución de problemas.

Por todos estos motivos, la práctica de la meditación está dirigida a cualquier persona que tenga interés en beneficiarse de ella. Sabiendo que conlleva una intencionalidad y un aprendizaje progresivo, puesto que no es fácil alcanzar el nivel de concentración y relajación óptimos para su práctica, sería recomendable comenzar con un guía que nos oriente. En la práctica clínica, podría ser adecuado trabajar la meditación como parte del proceso terapéutico, ya que además de los beneficios generales que aporta, puede resultar útil para el tratamiento de determinados trastornos o dificultades. Esto podría realizarse bien dentro de consulta, o bien como complemento a las sesiones que se lleven a cabo entre terapeuta y paciente, facilitándole a este las indicaciones necesarias para que pueda realizarla por su cuenta.

Artículo escrito por Elisa Puertas

En el centro de psicología en Madrid trabajamos un equipo de psicólogas y psicólogos entusiastas de nuestra profesión, con años de experiencia, un alto nivel de especialización y una amplia formación contrastada. Queremos ofrecer respuestas y herramientas a las personas para facilitar su pronta recuperación y así poder mejorar su bienestar y su calidad de vida en general.

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