Para empezar a leer este artículo, te pediría que pensases en el primer cuento que recuerdas en tu infancia, y qué personaje te imaginabas ser dentro de él, o en tu aventura más recurrente. ¿Lo tienes? Pues ahora vamos a dar un paso más. ¿Qué me dices si te pido que compares a ese protagonista contigo, con las cosas que te gustan y no te gustan de él? ¿Se parece? Te dejo unos minutos con esa duda, y al final de este breve paseo, veremos si la pregunta tenía algún sentido. Ya me dirás.
El Análisis Transaccional de manera muy resumida
El Dr. Eric Berne (1910-1970), médico psiquiatra, fue el fundador y principal creador del Análisis Transaccional (AT a partir de ahora). El AT, enfocado en la teoría humanista, es una teoría de la personalidad y de las relaciones (o transacciones) entre las personas. Piensa en cómo actuamos cada uno con los otros, qué pensamos de la realidad que nos rodea y las distorsiones que nos acompañan en ocasiones.
Como el AT es muy grande, vamos a centrarnos en este momento en alguna de sus bases: La teoría del guion de vida. Esta nos habla de patrones que estructuran nuestra identidad. Nuestro modo de actuar en la vida hoy sigue un patrón que tiene su origen en decisiones que tomamos en nuestra infancia como respuesta a lo que vivimos en ese momento. Y esas decisiones de entonces se han ido sustentando por experiencias significativas en nuestro crecimiento que, en la vida adulta, van actualizándose, a pesar de que no sean siempre beneficiosas o libres de dolor para nosotros.
Lo importante de esas decisiones es que las tomamos entonces, en base a los mensajes que recibimos y percibimos, siendo lo que éramos: con nuestro comportamiento natural. Es decir, y resumiendo mucho a Berne: “todos nacemos príncipes y princesas”, y vamos a desarrollar nuestra vida intentando satisfacer distintas “hambres psicológicas” básicas: hambre o necesidad de estímulo, de reconocimiento, y de estructura, a las que luego unió otras tres más: hambre de sexo, de incidentes (situaciones que alteran el medio) y de posición o contacto.
El niño/niña empieza su vida mostrándose como es, interactuando con los adultos que le rodean, expresando sus emociones, y su comportamiento provoca una serie de reacciones en los otros. Esas reacciones pueden ser satisfactorias o no serlo, de tal manera que si no lo son, tendrá que ir tomando decisiones y variando su modo natural de expresarse y comportarse para conseguirlas. El niño va adoptando decisiones sobre él mismo, sobre los otros y sobre el ambiente, que dejan una honda seña en su personalidad. Y así, decidimos si nosotros “somos OK” y si los otros “son OK”. O también si “nosotros somos OK si…” o si “los otros son OK si…”, es decir, somos ok de una manera condicionada a cómo actuamos, decimos…. Y así, de esos príncipes o princesas, tendremos “sapos o ranas encantadas” por esas decisiones auto-limitadoras que muchos hemos tomado (Esto último en el AT se llama posiciones existenciales: creencias básicas acerca de la valía y la dignidad personal y de los otros, pero no es el motivo de este breve comentario). Y de esta manera, con esas decisiones que el niño va tomando y adaptando, va configurando un pequeño guion de cómo va a ir resolviendo las situaciones en su vida.
¿Y cuál es la meta del Análisis Transaccional?
Pues una sola palabra recoge esa meta: AUTONOMÍA. Y esa autonomía, Berne la define englobando tres conceptos:
(1) La consciencia o capacidad de distinguir la realidad de la fantasía interna proyectada sobre lo que me pasa o lo que sucede
(2) La espontaneidad o capacidad de elegir libremente expresar mis propios pensamientos, sentimientos y necesidades y de actuar en consecuencia, viviendo desde sí mismo
(3) La intimidad o capacidad de abrirse al otro, estar próximo, cercano y ser auténtico con el otro y consigo mismo en la relación.
Y añadiremos uno más, que si bien no nace directamente de Berne, fue añadido posteriormente por Carlos Moiso, un reconocido analista transaccional:
(4) la ética o capacidad de elegir actuar en cada contexto respetando los propios valores asumidos.
Es decir, que la persona funcione de manera consciente, espontánea, con capacidad para la intimidad y siendo ético.
Conocer el guión nos abre un mundo de posibilidades
En el fondo, esas decisiones que he adjetivado como auto-limitadoras no son más que respuestas ante los mensajes que recibimos de los otros y del entorno que nos rodea. Se llaman mandatos y contramandatos, pero lo que importa es que en el fondo se incorporan en nuestro registro de vida y nos marcan.
Contramandatos. A ver si reconoces alguno de estos mensajes en ti:
Yo soy OK si… complazcoYo soy OK si… soy perfecto
Yo soy OK si… me aguanto Yo soy OK si… me esfuerzo Yo soy OK si… me doy prisa |
Tú eres OK si… complacesTú eres OK si… eres perfecto
Tú eres OK si… te aguantas Tú eres OK si… te esfuerzas Tú eres OK si… te das prisa |
Mandatos. Y estas frases seguro que también te suenan en alguna medida:
– “No seas” o “No existas”.– “No seas tú” que puede tomar la forma de “No seas del sexo que eres”.
– “No seas un niño”, y asociado “No disfrutes”. – “No crezcas”, que puede ser también “No seas sexual” o “No me abandones”. – “No pienses”, a veces referido a algo concreto y otras veces “No pienses como tú piensas, piensa esto otro o piensa como yo”. – “No lo hagas”, que toma a veces la forma de “No triunfes”. – “No”, que es vivido a veces como “No decidas”. – “No seas importante”, en general o en áreas específicas. – “No pertenezcas”. – “No te acerques”, que puede ser “No confíes” o “No ames”. – “No sientas”, que puede referirse a algo concreto o tomar la forma de “No sientas lo que sientes, siente lo que yo siento”. – “No estés bien” o “No seas sano”. |
Y todo esto del guion no es un plan prediseñado sobre nuestra vida ¡Al contrario! Conocer el guion que seguimos nos sirve para poder caminar hacia esa meta de consciencia, espontaneidad, intimidad y ética que mencionamos. Es decir, yo conozco cuál es mi guion o el modo que hasta el momento he adoptado para responder ante los problemas o las situaciones que se complican, las relaciones con el otro, pero PUEDO responder sin seguir ese guion.
Eso es lo magnífico: salirme del guion en pos de esa autonomía. El objetivo es relacionarlos de manera auténtica con los otros. Nuestra vida pasa entre esa autonomía y el guion repetidamente. La mayoría de los guiones pasan muy superficialmente, no tienen un impacto terrible y suelen se tristes, sin más. Otros sin embargo, suelen ser trágicos y llevarnos a la locura, el suicidio o incluso el homicidio. Y otros tienen una gravedad intermedia, que nos llevan a vivir en depresión, soledad, marginación…
¿Y en medio de todo esto, ¿Qué papel juegan los permisos?
Vamos a rescatar al protagonista de tu cuento, de tu aventura soñada repetidamente, o de tu historia del inicio. Tu protagonista, ¿era un ganador? ¿un perdedor? ¿simplemente no ganaba? ¿qué hacía? Y ¿cuántas de las frases que he expuesto antes te suenan conocidas? ¿Identificas a alguien que mantenía ese mensaje hacia ti? Entonces ya estás en el momento bueno para empezar a darte cuenta de qué sucede.
Y todo esto pasa por redefinir la identidad de cada uno. Identificar nuestras pautas, nuestros guiones, y reconocer el punto donde tuvieron su origen. Y aquí llega un verdadero trabajo, el trabajo que la terapia te aporta: ahora se trata de escuchar de otro que tienes permiso para comportarte de una manera diferente a la que te dijeron, a la que asumiste para ser querido, para ser importante para alguien, para sentirte cuidado… y sabiendo que el terapeuta te está ofreciendo un ambiente de protección y de seguridad, donde PUEDES equivocarte, caer, gritar, experimentar, definirte… hacer lo que necesites hacer porque es importante para ti.
Y a ti, te digo:
Puedes existir, tienes permiso para existir. Tienes permiso para ser tú, del sexo que te sientas o te identifiques. Puedes ser un niño y disfrutar de las cosas. Puedes crecer, alejarte de mí y vivir tu vida. Puedes pensar como quieras, como sientas. Puedes llevar adelante tus planes y triunfar y tener éxito. Puedes decidir sobre las cosas y las situaciones, puedes elegir de hecho. Puedes ser importante, y puedes ser diferente y destacar. Puedes acercarte, física y emocionalmente y puedes confiar en el otro. Puedes sentirte parte de un algo y pertenecer. Puedes estar bien, sentirte bien y sano.
Te diría que lo leas despacio, varias veces. Tal vez alguna de las frases, de los permisos, te hacen click en algún punto, te llama la atención. Te invito a que profundices en ello, seguro que contactas con algo muy interno y profundo que está necesitando ese permiso.
Y busca a alguien que te abrace y te repita esa frase. Es importante que lo escuches, sí, que te den permiso, y que tú también te lo des.
Y como con los anuncios de la tele, te diría que no hagas esto sin la supervisión de un terapeuta. Estamos en marcha, entramos en contacto si quieres.
Referencias bibliográficas
Sin con este artículo se ha despertado en ti el interés por el AT, o si ya lo conocías y quieres seguir profundizando, te invito a leer de las fuentes:
- ¿Qué dice Ud. Después de decir ¡Hola!? De Eric Berne. Ed. Grijalbo.
- AT hoy de I. Stewart y V. Joines. Ed. CCS
Me ha encantado. El artículo es muy interesante a nivel teórico, pero el estilo comunicativo, la cercanía y la sensibilidad que empapa al texto hace que gane muchísimo más. Tengo la sensación de que será de esos artículos que lea más de una vez.