Pablo

Ha pasado ya tiempo desde aquel mes de mayo en el que cogí el teléfono, desesperado, en busca de la llave que perdí, intentando encontrar a alguien que me sacara del agujero en el que me encontraba. Aunque las lágrimas seguían brotando de mis ojos, poco a poco me fui trasformando. Fueron pasando los días, las semanas…con esfuerzo pero con ilusión, abriéndome poco a poco a alguien demasiado conocido, yo mismo. Hoy soy una persona más tranquila, más serena, más generosa, más atenta y cariñosa… en resumen, mi vida es indiscutiblemente mejor

Pablo

Paciente

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