Dicen que el tiempo cambia las cosas, pero en realidad es uno el que tiene que cambiarlas.
A la hora de la verdad, muchas veces no sabemos qué cambiar y cómo. Desde la psicología podemos ayudar en gran medida a resolver estas cuestiones. No perdamos de vista que nuestra disciplina es una ciencia y, como tal, está en continuo desarrollo; en esta evolución, los psicólogos tenemos una gran responsabilidad y debemos adaptarnos a las circunstancias que se nos presentan.
Esto ha originado nuevas líneas de terapia. Una de las que se está desarrollando en la actualidad con bastante éxito es el uso de animales en terapia, gracias a que combina de forma asombrosa múltiples disciplinas del mundo animal (etología, adiestramiento, psicología animal, etc.) con la psicología humana, para crear un entorno fascinante que facilita la recuperación de personas que necesitan ayuda tanto física como mental o emocional.
¿Por qué tiene tanto éxito el uso de estas terapias?
Uno de los motivos es la aportación de la oxitocina, una hormona que libera el hipotálamo en situaciones sociales agradables y que actúa como neuromodulador del sistema nervioso central, reduciendo o evitando algunos de los efectos negativos de la ansiedad crónica. El hecho de relacionarnos y tener experiencias agradables con los animales nos permite segregar esta hormona. A esto hay que sumar otros beneficios; por ejemplo los perros son muy útiles en personas con depresión, no sólo por el hecho de acariciarlos, sino también merced a la creación de rutinas (alimentación, paseo, etc.) así como la socialización que suele implicar tenerlos.
Podemos también mejorar las habilidades motoras finas y gruesas, la movilidad, el equilibrio y las interacciones con los demás, aumentar la responsabilidad, las interacciones verbales, la capacidad de concentración y atención, la autoestima, el deseo de participar en actividades grupales y la realización de ejercicio, reducir los niveles de ansiedad y la sensación de soledad, mejorar la memoria y el conocimiento de conceptos como color y tamaño y ampliar vocabulario mediante la realización de tareas o ejercicios con los animales.
¿Qué ventajas tiene la terapia psicológica con animales?
Los animales son un gran atractivo, ya que resultan irresistibles ante la mayoría de las personas, y por lo que he podido comprobar trabajando con población infantil, si son de especies poco comunes, la motivación suele ser aún mayor. Es increíble como un solo ejemplar puede tener a una sala llena de niños pendiente de él, por lo que funcionan muy bien en problemáticas como hiperactividad y/o déficit de atención.
También nos permiten hacer las terapias mucho más dinámicas, en modo de juegos, pudiéndose realizar en espacios abiertos o cerrados y conectar con la naturaleza, por lo que nos facilita mucho la adhesión al tratamiento y la motivación en los pacientes. Además, a medida que el proceso avanza, se van creando vínculos entre estos y los animales, y sólo por la experiencia de compartir momentos agradables con ellos, los pacientes suelen estar mucho más comprometidos.
¿Pero vale cualquier animal?
Se pueden emplear ejemplares de casi todas las especies, siempre que sean válidos y estén preparados para ello, pero los que más se suelen utilizar son delfines, caballos y perros, porque son los que más disfrutan de las interacciones con humanos gracias a su gran sociabilidad.
¿Esta terapia con animales es apta para mí?
Es apta para todas las edades y necesidades, pero se suele emplear más en niños y ancianos, ya que estos pacientes suelen requerir mayor motivación y los recursos terapéuticos de los que disponen son más escasos.
Por todo ello, son muchos los beneficios que las terapias con animales nos aportan. Así que recuerda: ellos no juzgan, no sienten lástima por la persona que tienen delante, sólo disfrutan del momento. ¡Disfruta tú también con ellos!
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