Muchos estaréis alarmados por el título de este artículo, pero al final entenderéis el porqué. Y es que la tecnología está generando muchos cambios en la manera en la que nos comunicamos y relacionamos. Hoy en día gran parte de las conversaciones tienen lugar a través deWhatsApp, redes sociales, e-mail y los más comunicativos utilizan la llamada telefónica pero, ¿dónde queda la comunicación no verbal? ¿Qué consecuencias puede estar teniendo esta manera de comunicarnos?
Según Albert Mehrabian, en el proceso comunicativo el 7% de la información se atribuye a la palabra, el 38% a la voz (entonación, proyección, resonancia…) y el 55% al lenguaje corporal (gestos, posturas, movimientos de ojos..); sin duda controlar este es fundamental en nuestras relaciones sociales.
Sin embargo, cuando nos comunicamos por WhatsApp o redes sociales, no se tiene en cuenta ni tono de voz ni lenguaje corporal y por ende, no se valora los sentimientos y emociones del emisor ni del receptor. Tan solo nos quedamos con ese 7% que constituye la palabra y que, en la mayoría de ocasiones, puede dar lugar a malentendidos.
Al no tenerse en cuenta estas emociones y sentimientos mencionados, estamos evitando en nuestra vida diaria ciertas situaciones totalmente necesarias para entender el mecanismo de las personas, como funcionamos. Hoy en día, se comunican mensajes como “te dejo” a través de WhatsApp: ¿qué sucede cuando hacemos esto? Estamos dejando de lado la emoción de la persona que recibe el mensaje, que haría que se generase en el receptor otra emoción a su vez, y probablemente la comunicación y nuestras reacciones fueran totalmente distintas.
Cuando evitamos ciertas emociones, impedimos que se desarrolle nuestra capacidad de empatizar con el otro, que se define como la participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos de otra persona; por no hablar también de la ausencia de la comunicación asertiva, esto es: la habilidad social que se trabaja desde el interior de la persona, definiéndose como la habilidad para ser claros, francos y directos, diciendo lo que se quiere decir, sin herir los sentimientos de los demás, ni menospreciar la valía de los otros, sólo defendiendo sus derechos como persona. En ese tipo de mensajes, ambas cualidades esenciales para tener relaciones interpersonales sanas no pueden implementarse.
Uno de los rasgos más característicos de la psicopatía es la ausencia de empatía. Antes de continuar, me gustaría aclarar algunos clichés a los que Hollywood nos tiene acostumbrados. La psicopatía: enfermedad o trastorno mental, en especial el que se caracteriza por una alteración del carácter o de la conducta social y no comporta ninguna anormalidad intelectual, no implica que la persona tenga unos rasgos violentos o delictivos y no todos los psicópatas son asesinos en serie como Hannibal Lecter.
Los rasgos que caracterizan a las personas con psicopatía, entre otros, son: La ausencia de empatía, el poder de manipulación, irresponsabilidad, encanto superficial, ausencia de remordimientos o sentimientos de culpa, se aburren fácilmente, son protagonistas de acoso y sienten la necesidad de tener poder y control. También, por supuesto, el narcisismo, definido como la admiración excesiva y exagerada que siente una persona por sí misma, por su aspecto físico o bien sus dotes o cualidades.
Aunque por ahora esto puede seguir pareciendo una locura, estas características tienen mucho que ver con nuestra sociedad, con la manera en la que nos comunicamos y con el uso que le damos a las redes sociales. A día de hoy, estamos encantados de hacernos selfies para mostrarle al mundo lo felices que somos; sin embargo, según una noticia publicada en el diario Público, los selfies aburridos han pasado de moda y ahora los jóvenes están dispuestos a arriesgar su vida para hacerse una buena foto. Desde 2014, 49 personas han muerto mientras intentaban (auto) fotografiarse. La edad media de las mismas era de 21 años, el 75% eran hombres. Además, según un estudio de la Universidad de Ohio, los hombres que publican más cantidad de selfies suelen obtener en los test de personalidad puntuaciones más altas en los índices de narcisismo y psicopatía.
Parece que todo empieza a cobrar sentido.
Continuemos con un tema muy polémico, y que mucho tiene que ver con la actualidad. Hace poco tiempo, leí un artículo en el que se criticaba el contenido de los grupos de “whatssap”: ¿Qué sucede en estos grupos? Diariamente, estamos recibiendo en nuestro móvil vídeos en los que se degrada a personas y que son “no autorizados”. Estos archivos pueden ser de contenido sexual o violento. Muchas personas se ríen o disfrutan con ellos sin pararse a pensar o, como decíamos antes, a empatizar con esa persona que sufre al enterarse que medio mundo le ha conocido a través de su móvil en condiciones denigrantes, cuando lo que estaría dentro de lo moral sería denunciarlo; Además, se ha publicado la noticia de que varias chicas se han quitado la vida por protagonizar estos videos a los que la sociedad se ha hecho inmune, normalizándolos.
Para ir terminando, aunque podría seguir con una larga lista, me gustaría hablaros de ciertas aplicaciones para ligar, el ejemplo más conocido entre jóvenes y adolescentes es Tinder. En esta App aparecen, dependiendo de la orientación sexual, imágenes del perfil de chicos y de chicas en las que tú puedes indicar si te gustan o no, de tal manera que si ambas personas se gustan en sus fotos, se abre un chat para comenzar a hablar. Esto sería como elegir a tu pareja por catálogo, de tal manera que podríamos estar dejando pasar a nuestro compañero de vida por salir poco favorecido en su foto de perfil. Con este tipo de formatos del amor se está dejando de lado el permitirse conocer antes de juzgar y pasar a juzgar antes de conocer de una manera muy superficial; en estos momentos, me gustaría saber donde ha quedado aquello que se decía: “al principio no me gustaba nada, pero conforme he ido hablando con él/ella y lo/la he ido conociendo, me encanta”. Lo cierto es que estamos dejándonos llevar por una imagen, evitando la comunicación y el contacto con las personas sin una intención preestablecida.
La manera en que vivimos y la manera en que nos comunicamos repercuten en el desarrollo de nuestra personalidad.
Si:
no nos sentimos culpables por ver los vídeos mencionados
no sentimos empatía por las personas que sufren con ellos
comunicamos noticias importantes por WhatsApp
necesitamos compartir cada momento por nuestra red social
elegimos a nuestra pareja por internet a través de una fotografía
no nos permitimos aburrirnos ya que siempre tenemos nuestro móvil a mano
en las reuniones con nuestra pareja o amigos realizamos varias interrupciones para echar una foto y subirla a Instagram o para contestar un mensaje de una persona que no está, en vez de disfrutar del momento y la compañía
usamos las redes sociales y nuestro teléfono para controlar a nuestro entorno
— “te has conectado y no contestas”— seguro que lo habéis leído alguna vez
¿Qué consecuencias puede tener a largo plazo esta manera de entender el mundo? ¿Estamos dando lugar a desarrollar rasgos que mucho tiene que ver con los psicopáticos?
ENLACES Y NOTICIAS DE INTERÉS
http://blogs.publico.es/strambotic/2017/03/muertes-por-selfie/
El exceso del uso tecnológico es ya una epidemia.