¿Has notado la evolución del culto al cuerpo? ¿Sabes que nombre recibe esto?
Actualmente, en pleno siglo XXI cada vez se va extendiendo más la epidemia, sobre la sociedad industrializada, del culto y perfección por el cuerpo.
Son los adolescentes a los que mayormente afecta, ya que es en esta etapa en la cual, de manera alarmante para la sociedad, más se ha incrementado esta búsqueda de perfección. Afecta principalmente al género masculino, aunque también hay mujeres que se encuentran dentro de este círculo. El rango de edad en el que resulta más frecuente su aparición oscila entre los 18 y 35 años.
¿Cuándo aparece el concepto vigorexia?
La vigorexia fue descrita, por primera vez, por el psiquiatra Harrison G. Pope en el año 1993, tras estudiar los efectos secundarios del abuso de esteroides anabolizantes en personas que se entrenaban en gimnasios diariamente.
Pope observó que en ese momento había deportistas que, además de querer ganar cada vez más masa muscular, tenían una alteración de la imagen corporal por la cual se veían pequeños y débiles; aquellos que se veían afectados por esta alteración realizaban también una práctica compulsiva de ejercicio para ganar abundante masa muscular y tenían pensamientos obsesivos sobre su cuerpo. Sólo dedicaban tiempo al gimnasio, por lo que el resto de los factores de su vida personal se veían gravemente alterados.
Además, no solo realizaban una práctica compulsiva de ejercicio y dieta estricta, sino que abusaban de hormonas y anabolizantes para potenciar sus efectos.
¿Cómo está clasificada la vigorexia?
La vigorexia es un trastorno que en la actualidad aún no está incluido en los sistemas de clasificación diagnostica, ni está registrada por la Organización Mundial de la Salud.
Se encuentra en estudio ya que comparte abundantes rasgos con los trastornos de la conducta alimentaria: anorexia y bulimia nerviosa pero también con el trastorno obsesivo compulsivo y el dismórfico corporal, problemas emocionales y de conducta, y una elevación del nivel de activación que hace que el paciente se aísle de sus relaciones sociales para atender a sus responsabilidades y rutinas diarias.
¿En qué consiste la vigorexia?
Este trastorno se basa en una obsesión continua y persistente por conseguir el crecimiento de la masa muscular y, además, la persona que lo sufre persigue alcanzar la perfección de su cuerpo.
Suele ir acompañado de una distorsión de la imagen corporal así como de una alteración de los patrones alimenticios, a los que añaden complementos para el desarrollo de la musculatura.
De este modo, la persona con vigorexia persigue conseguir un cuerpo musculado sin tener en cuenta otra cosa y sin mirar el precio que eso conlleva, entrena diariamente en el gimnasio, consume complementos proteínicos o incluso hormonas del crecimiento, se priva de tener relaciones sociales o de hacer otras actividades que le proporcionan placer y lleva a cabo una dieta que se vuelve selectiva, priorizando el consumo de proteínas de forma continuada en detrimento de otros nutrientes.
Los factores precipitantes que provocan la aparición del cuadro son: la necesidad de aceptación social, el culto al cuerpo, el deseo de una imagen perfecta que encaje con los cánones sociales así como aquellas características de personalidad y vulnerabilidad psicológica propias de cada individuo.

¿Cuáles son las causas de la vigorexia?
Las causas de la vigorexia son múltiples, incluyendo factores sociales, personales, familiares y biológicos; pero uno de los que adquiere mayor influencia en todos los trastornos de la conducta alimentaria en general es el modelo socio-cultural estético presente en nuestra sociedad, que tanto refuerza esto.
Hoy en día, se tienen muy en cuenta las medidas, tallas e incluso la altura para un prototipo de belleza casi inalcanzable. Diariamente vemos en los medios de comunicación rostros y cuerpos perfectos, sin pensar en lo que todo ello conlleva.
Como no miramos a la realidad con detenimiento no nos damos cuenta de que ese modelo estético en la mayoría de las ocasiones no es real, sino montajes o retoques por programas informáticos.
¿Qué consecuencias tiene todo esto?
Este cuadro conlleva que, aparte de provocar que la persona deje de atender sus responsabilidades para centrarse en sus rutinas de entreno diarias, también presenten un componente obsesivo elevado.
Además aparecen unas repercusiones emocionales y psicológicas como son ansiedad, baja autoestima, síntomas depresivos, pensamientos obsesivos, tendencia de introversión, sentimientos de culpa e irritabilidad y frustración si no van al gimnasio.
Estas circunstancias a su vez estimulan el hecho de que abandonen todas sus actividades sociales, culturales y hasta las laborales con el fin de dedicarse única y exclusivamente a realizar entrenamiento físico.
La gran complicación que tiene dicho cuadro psicológico es la gran —y consensuada— aceptación social que tiene en la actualidad el hecho de hacer ejercicio de forma diaria, ir al gimnasio, comer bien y hacer dieta, cuidarse, etc.
No debemos olvidar, a este respecto, el peligro que conlleva la alteración de la alimentación de manera continuada, sin llevar a cabo una dieta completa y con todo tipo de alimentos y nutrientes naturales.
¿Cuál es el tratamiento?
Principalmente, el tratamiento está basado en una detección precoz, donde sería adecuado intentar elaborar una guía para que la persona sepa el límite entre realizar deporte de manera sana y llevarlo a cabo de manera excesiva, y por ello poder empezar a desarrollar el trastorno.
Una vez que la vigorexia está presente, sería adecuado un tratamiento interdisciplinar en el que colabore un médico para regular los niveles de afectación corporal, un psiquiatra por la necesidad de medicación y por supuesto un psicólogo para poder identificar y tratar la obsesión por el culto al cuerpo, los síntomas depresivos y de frustración que aparecen si no consiguen realizar la suficiente cantidad de deporte diaria, los sentimientos de culpa por no entrenar un día y sobre todo la pérdida del entorno socio-cultural, laboral y familiar que puede aparecer por el descuido en estas áreas.
Igualmente sería adecuado que todas estas normas y directrices estén en los gimnasios para poder concienciar de ello y que, ante la aparición de los primeros síntomas, las personas puedan darse cuenta de que están desarrollando un trastorno.
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