Es imposible no comunicar
Comunicar significa transmitir información de una entidad a otra. Esta información pueden ser ideas, opiniones, sentimientos, emociones…
No es necesario señalar la importancia que en nuestra vida tiene la comunicación y el uso del lenguaje. Según algunos estudios, diariamente pronuncias aproximadamente una media de 20.000 palabras al día si eres mujer y unas 7.000 al día si eres hombre.
Sin embargo, no todo en la comunicación son palabras; de hecho, en una comunicación cara a cara, el componente verbal es del 35% aproximadamente.
¿Y qué pasa con el 65% restante?
Pues ese porcentaje se corresponde con la comunicación no verbal, la cual puede definirse como aquella comunicación que tiene lugar a través de canales distintos del lenguaje hablado o escrito.
La comunicación no verbal consta de:
Expresión facial, mirada, postura, gestos.
Distancia personal que necesitamos para sentirnos seguros.
Factores asociados al lenguaje verbal como son tono, ritmo, volumen, silencios y timbre.
Factores asociados al comportamiento, cuya función es sustituir o contradecir el lenguaje verbal, regular la comunicación y expresar sentimientos y emociones.
Podemos identificar varias categorías dentro del lenguaje no verbal como son:
Emblemas: son movimientos que sustituyen a algunas palabras
Ilustrativos: son movimientos que acompañan, subrayan o modifican el discurso
Reguladores: movimientos que mantienen o señalan cambios en los roles de habla y escucha
Exhibidores de afecto: son expresiones vinculadas a la emoción
Batutas: acompañan el ritmo del lenguaje verbal
¿Cómo afecta la comunicación no verbal en terapia?
La ciencia que estudia la comunicación no verbal afirma que los beneficios que su adecuado desarrollo podrían proporcionar son muchos, ya que, a medida que las personas sean más conscientes de sus expresiones, paciente y terapeuta podrían interpretarse mejor; captar la ira, el placer o la tristeza y calibrar mejor la impresión que causan en el otro.
Cuando hablamos de la terapia, es claramente necesario observar los dos tipos de comunicación y comprobar si hay concordancia entre ellos; de esta forma podemos ver si lo que se está diciendo concuerda con cómo se está diciendo. Esto puede darnos mucha información muy útil de cara al seguimiento del proceso.
El papel que tiene la comunicación no verbal dentro de una terapia es fundamental para el fin de la misma, empatizar con el paciente o ayudarle a relacionarse mejor con su entorno. Por lo tanto es una herramienta imprescindible para los psicólogos. De esta manera, desarrollar habilidades de escucha en el ámbito del intercambio comunicativo consigue que haya una mayor sincronización con el ritmo emocional del paciente, propiciándose de esta forma un clima psico-emocional más favorable y, por tanto, generador de una mayor confianza, facilitándose la comunicación terapéutica.
Por ejemplo, cuando en las primeras sesiones de terapia de grupo los pacientes se muestran a la defensiva o no muy favorables a expresar sus sentimientos, se les pide a veces que abran los brazos y las piernas al sentarse, ya que de esta forma se sentirán más abiertos y menos reservados con los demás. De la misma forma si las personas toman más conciencia de lo que hacen con sus rostros y su cuerpo, se terminará consiguiendo un contacto mucho más cercano con sus sentimientos personales. Y este es precisamente uno de los objetivos que intentamos conseguir con la psicoterapia, sea individual o de grupo.
Las palabras que disponemos son demasiado técnicas, frías y clínicas. Muchas veces no importa tanto lo que decimos, si no como lo decimos. No le damos valor, pero la importancia que tiene en una conversación, sorprendentemente, la interpretación y comprensión de las pausas entre las palabras, y los gestos, debería llevarnos a prestar más atención a todos los matices silenciosos, que son tan importantes.
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