Durante los años 70 la población sufrió un aumento significativo de la esperanza de vida. En estos años suponía alargar el periodo de declive, de enfermedad, discapacidad y dependencia, ya que el envejecimiento estaba asociado a estos conceptos.
Fue en los años 80, gracias a los avances de la medicina y los nuevos estilos de vida, cuando se empieza a afirmar que el tiempo de vida que se disfruta en la tercera edad, con salud, era cada vez mayor, retrasándose la aparición de enfermedades. Se comienza a hacer hincapié en la necesidad de garantizar el bienestar y la calidad de vida, dejando en un segundo plano la asociación de la enfermedad y la discapacidad con el envejecimiento.
Desde entonces hasta ahora, han sido muchos los autores que han explicado sus teorías y modelos sobre el envejecimiento con éxito.
¿A qué nos referimos con éxito?
Cuando hablamos de envejecimiento con éxito, estamos hablando de un envejecimiento positivo, saludable, activo… El envejecimiento no se refiere solo a la tercera edad. Los investigadores apuntan a que es un proceso que dura toda la vida, y la manera en que actuamos influye directamente en el modo en que nos desarrollamos durante la vejez: nuestro estilo de vida, nuestra alimentación, el consumo de alcohol y tabaco, la actividad física, entre otros, son factores influyentes en el desarrollo de enfermedades y en el declive físico y funcional.
Por otro lado, la puesta en valor de las relaciones sociales que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida, será nuestro círculo y nuestro apoyo socioemocional. Las habilidades socioemocionales son especialmente importantes en la adaptación a esta etapa de la vida.
Por tanto, envejecer con éxito sobrepasa el plano físico y va más allá. Implica la realización de actividades productivas que tengan un significado para la persona, actividades que tengan un valor social y generen relaciones interpersonales gratificantes. La persona debe mantener un lugar activo y participativo en la sociedad, considerándose parte de ella, ejerciendo sus derechos, aprovechándose de los recursos. Debe mantenerse activo en actividades físicas y de ocio, llevar a cabo una adecuada alimentación y autocuidados, mantener relaciones sociales, gestionar las emociones y habilidades para adaptarse a los cambios de esta etapa, y, sobre todo, sentirse satisfecho con su vida.
La importancia de envejecer con éxito
Podemos decir que el periodo de la tercera edad comienza con la jubilación, lo que supone una transición en el ciclo vital. La persona debe adaptarse a un cambio en sus funciones y roles, donde su identidad o autoestima pueden verse afectadas. La jubilación supone un cambio en sus actividades, en sus responsabilidades… en este periodo la persona es más vulnerable emocionalmente y, por tanto, más propensa a desarrollar trastornos emocionales como ansiedad o depresión, que pueden conllevar su aislamiento social. También las cargas familiares (cuidado de nietos, cónyuge), viudedad… Los cambios físicos y cognitivos, así como las enfermedades crónicas típicas de este periodo, mantienen una asociación con los factores psicológicos y comportamentales. Todos estos cambios demandan una adaptación de la persona a su entorno, generando un desafío para el bienestar y la calidad de vida.
La investigación ha demostrado, entre otras cosas, que el declive funcional que sufrimos los seres humanos durante la vejez se puede reducir y retrasar mediante actividades motoras, físicas y cognitivas. Algunos de los autores de este campo indican que el funcionamiento físico y mental y la alta participación social son componentes clave de un envejecimiento con éxito. A pesar de las dificultades y pérdidas que caracterizan al envejecimiento es posible conseguir un estado de bienestar. Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso, en el año 2002, un modelo de envejecimiento activo, asumiendo que las personas que envejecen con problemas de salud también pueden tener un envejecimiento positivo si se mantienen activas física, cognitiva y socialmente. Dicho nivel de actividad resulta clave para envejecer con éxito, reduciendo los riesgos de un envejecimiento patológico. La OMS ha propuesto desde entonces diferentes modelos de intervención en la población mayor, con el fin de conseguir promover un envejecimiento saludable y con éxito.
Porque no es solo la persona la que debe llevar a cabo conductas para lograr este objetivo, la sociedad cumple un papel igual de importante, siendo responsable de ofrecer recursos y servicios de calidad. Es necesario potenciar el envejecimiento con éxito, ofreciendo intervenciones de prevención y promoción de estilos de vida saludables, generando comportamientos adaptativos a los cambios y bienestar psicológico en las personas mayores. El psicólogo cumple, a este respecto, un papel esencial en la educación de habilidades y dotación de estrategias, necesarias en este periodo de transición del ciclo vital.
No podemos olvidar que actualmente se está produciendo un incremento en la esperanza de vida de la población, lo que significará cambios socioculturales y nuevas formas de intervención en promoción de la salud y bienestar en esta etapa vital.
Resulta por ello imprescindible continuar la investigación en este campo para lograr una mejora sostenible en esta población, reduciendo la enfermedad y la discapacidad y logrando un bienestar y calidad de vida en este periodo; porque sí, es posible un envejecimiento con éxito.
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