El miedo a la muerte

//El miedo a la muerte
miedo a la muerte

Menudo día has tenido. No solo ha sido estresante, si no que llevas unos cuantos seguidos así y lo único que quieres es descansar. Se acerca la medianoche. Te vas a dormir. Apagas la luz. Todo está negro, ni un resquicio de luz. Da igual que estés con los ojos cerrados o abiertos, navegas en la oscuridad. Lo único que te ata al mundo real es alguna sensación corporal, como el tacto de las sábanas, la respiración o el latido de tu corazón; y, por supuesto, tu pensamiento.

Te da por pensar en una situación concreta. Aquella por la que todos vamos a pasar, tarde o temprano. El momento antes de morir: “¿En qué punto de mi vida estaré?”

Esperas que suceda durante una apacible vejez. Es cierto que también puede ser antes, pero al no tener indicios de ello piensas que eso no te va a pasar, que es algo que le sucede a otras personas. Y esta idea te ayuda a no tener miedo.

Pero sigues pensando, y vuelves a lo primero que se te pasó por la cabeza. Esa apacible, incluso idílica, vejez. Pero por muy bonita que la imagines, al plantearte que llegado el día va a ser tu presente, deja de ser idílica, deja de ser bonita, y te entra el miedo. Un escalofrío recorre tu cuerpo y mueves la pierna de un latigazo. Tu corazón empieza a latir más rápido. La idea de que ese va a ser tu presente. Va a ser tan presente como este momento en que eres un adulto y por el cual te preguntabas de niño. Será un presente con escaso futuro. La oscuridad favorece tu agobio…

“¡Basta!”

Enciendes la luz. Todo sigue igual que cuando te fuiste a dormir, a pesar del viaje mental que acabas de realizar. Te tranquilizas. El latido del corazón se va ralentizando. Y se te pasa por la cabeza un amago de idea, relacionado con el sentido de la vida. Te sientes más calmado. Lo piensas un segundo y apagas la luz otra vez, de vuelta a la oscuridad.

Estás tranquilo. Dura un rato, no sabes muy bien cuanto porque en la oscuridad es más difícil percibir el paso del tiempo. Pero la muerte vuelve a tu cabeza. Sin embargo ahora tienes algo a lo que agarrarte. La idea del sentido de la vida. Y comienzas a desarrollarla:

“La vida es un viaje. Todo lo que vivimos, ya sean cosas buenas o malas, otorga sentido a nuestro presente. Si ahora estás aquí, en la cama a oscuras, es porque llevas mucho tiempo viajando hasta este momento y, hasta ahora, todo parece tener más o menos sentido. Pero el viaje sigue. Y aunque se haga corto, es largo y está lleno de vivencias. Y por tanto quedan muchas experiencias futuras que no has vivido. Las estás obviando al situarte en el mismo instante en que te encuentres frente a la muerte. No tienes la perspectiva suficiente para entender cómo será para ti ese momento.”

Entonces, ¿qué? ¿A dónde has llegado? ¿Ya no tienes miedo a la muerte?

La muerte preocupa a los seres humanos en mayor o menor medida. No es nada físico cuya presencia nos asuste ni un lugar que queramos evitar. Es algo que nos va a ocurrir a todos. Y temer ese momento es normal. Sin embargo, cuando ese miedo se convierte en el centro de nuestras vidas, éstas pueden acabar perdiendo su dirección. Vivir anticipando el futuro nos impide disfrutar del presente. Como la muerte no va a desaparecer por muchas vueltas que le demos, no nos queda más remedio que aprender a convivir con ella. Pero, si nos detenemos a observar la sociedad actual, parece que hacemos todo lo contrario.

Hasta hace no demasiado, algo menos de un siglo aproximadamente, la muerte formaba parte de la vida cotidiana. La gente fallecía con más facilidad y era habitual hacerlo en casa. Se veía como un proceso natural e inherente a la vida. Hoy en día se va al hospital a morir, se aleja de lo ordinario, se deja de hablar de ella y la convertimos, incluso, en tema tabú. Pero no por apartarla e ignorarla, esta va a desaparecer. Es más, la consecuencia de todo ello es un incremento en el miedo que sentimos hacia la muerte.

Por tanto, para superar el miedo que le tenemos, lo primero que hemos de hacer es aceptarla y, mientras tanto, intentar dar lo mejor de nosotros mismos en el momento actual, procurar desarrollarnos todo lo que podamos en las distintas esferas que componen nuestra vida. Construir el sentido de nuestra propia existencia. De este modo ese miedo nos acompañará pero no nos impedirá disfrutar o sufrir, experimentar cada momento como realmente lo merezca.

Estas en la cama y una idea se te pasa por la cabeza, la idea del día en el que estarás a punto de morir y…

“Pues sí, tienes razón, ese día llegará, pero mañana tengo cosas que hacer, así que me voy a dormir que necesito descansar. Buenas noches.”

Artículo escrito por Pedro Ruigómez

En el centro de psicología en Madrid trabajamos un equipo de psicólogas y psicólogos entusiastas de nuestra profesión, con años de experiencia, un alto nivel de especialización y una amplia formación contrastada. Queremos ofrecer respuestas y herramientas a las personas para facilitar su pronta recuperación y así poder mejorar su bienestar y su calidad de vida en general.

No hay comentarios.

Puedes dejar un comentario

La dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está aceptando su uso Ver Política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies