Las madres con problemas de salud mental suelen sentirse culpables o avergonzadas al pedir ayuda profesional
A pesar de su gran impacto psicosocial, los procesos psicológicos que tienen lugar durante la maternidad y el nacimiento no han despertado —hasta hace pocos años— ningún interés para la Psicología y la Obstetricia. No es por tanto de extrañar que la atención a madres y bebés durante el embarazo, el parto y el posparto se haya centrado únicamente en aspectos físicos y médicos, dejando de lado los aspectos psicológicos y las consecuencias que estos conllevan.
En la sociedad actual, el embarazo es considerado como uno de los momentos de mayor felicidad y plenitud emocional en la vida de una mujer. No obstante, la transición a la maternidad conlleva una gran transformación a nivel psicológico y cerebral.
Un estudio reciente realizado con 1000 madres australianas y sus hijos, ha puesto en tela de juicio varios mitos sobre la depresión posparto:
Mito nº1: los cambios de humor en el embarazo son sólo una parte de lo que significa estar embarazada, y se irán por sí solos
Las mujeres que padecen depresión durante el embarazo tienden a seguir teniéndola durante el período de posparto y los primeros años de vida de sus hijos.
Para la mayoría de las mujeres, la depresión durante el embarazo no desaparece por sí sola.
Este estudio mostró que la mayoría de las mujeres que sufrieron síntomas depresivos en el embarazo, siguieron manteniendo aproximadamente el mismo nivel de depresión desde que dieron a luz hasta que su hijo comenzó a ir a la guardería. Las mujeres con síntomas más severos durante el embarazo continuaron empeorando a medida que el niño iba cumpliendo años.
Mito nº2: la depresión posparto es mala para el desarrollo del bebé. Lo único importante ocurre en el posparto
Este estudio también reveló que los niños de 4 años, cuyas madres sufren de un trastorno depresivo que comenzó durante el embarazo y se mantuvo en los años posteriores, tienen el doble de posibilidades de presentar problemas emocionales y de conducta. De hecho, de todos los factores de riesgo estudiados en esta investigación, la depresión materna (del embarazo a los cuatro años) fue el factor de riesgo de mayor peso para un desarrollo infantil inadecuado.
Mito nº3: las mujeres que sufren depresión durante el embarazo y después de haber tenido a sus bebés, son madres sin recursos
La mayoría de las mujeres que sufrían depresión desde el embarazo hasta cuatro años después del parto, trabajaban y tenían educación universitaria y más del 96 por ciento estaban casadas o en una relación estable de pareja.
De hecho, una de cada cinco madres puede sufrir una enfermedad mental durante el período perinatal, pero sólo una de cada cuatro será diagnosticada.
La depresión posparto es probablemente la más conocida, pero no es la única:
- Los trastornos de ansiedad y depresión pueden hacer que la madre se sienta extremadamente preocupada o culpable, impidiéndole disfrutar de su embarazo o de su bebé
- Por otro lado, el trastorno obsesivo-compulsivo puede aparecer inicialmente durante el embarazo o después del parto, y puede hacer que la madre sufra de miedo al contagio, a las infecciones o a otros miedos intrusivos
- Las madres con un pasado de trauma y/o abuso sexual pueden mostrar síntomas de depresión desde el primer trimestre de embarazo, incluso si se trata de un embarazo deseado
- La psicosis posparto es una condición poco frecuente, pero muy grave, que requiere de una detección temprana y una atención psiquiátrica urgente y adecuada
Si tú (o una amiga embarazada o un familiar) sientes que tu salud emocional no está del todo bien ¡habla con tu médico y busca ayuda psicológica especializada!
La depresión y la ansiedad prenatal EXISTEN, y este estudio demuestra que es más común de lo que parece.
Referencias bibliográficas
Giallo R, Woolhouse H, Gartland D, Hiscock H, Brown S. The emotional-behavioural functioning of children exposed to maternal depressive symptoms across pregnancy and early childhood: a prospective Australian pregnancy cohort study. Eur Child Adolesc Psychiatry. 2015 Oct;24(10):1233-44.
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