Los juegos de azar son una actividad muy popular entre los adolescentes. Se ha observado un incremento notable del número de jóvenes que sufren o están al borde de la ludopatía.
Este hecho es, probablemente, consecuencia de la creciente aceptación social de este tipo de juegos, la abundante publicidad que lo promociona, la asociación con personajes famosos y la aprobación por parte de las instituciones. Se puede afirmar que la generación actual ha sido la primera que ha crecido en una sociedad en la que los juegos de azar están ampliamente aceptados y son fácilmente reconocidos como un entretenimiento.
En el caso de los juegos de apuestas deportivas, el uso de habilidades y conocimientos puede dar una ventaja sobre otros jugadores. Estos juegos tiene una dimensión económica que se refiere a correr el riesgo (eso significa apostar) de ganar o perder en función del resultado. El éxito o fracaso posible supone un potente valor motivacional además del apoyo social resultante del éxito.
Motivos para jugar
Los jóvenes y adolescentes comienzan a jugar movidos por una serie de razones que van desde las ganancias posibles al placer, el contexto social así como un medio para escapar del control parental y mantener una relación de igualdad con otros adolescentes.
Ganar dinero no es la principal motivación que señalan los adolescentes. La primera motivación tiene que ver con la excitación y el placer que lleva consigo además de reducir el aburrimiento y la soledad, así como escapar del estrés provocado por tensiones académicas o familiares. El juego es una potente forma de socialización o, incluso, de competición con amigos y compañeros.
Juegos de azar online
«Los adolescentes perciben los juegos de azar online como una actividad de riesgo igual que aceptar solicitudes de amistad online o acceder a contenidos sexuales para adultos».
Posibles signos de alarma
La instauración de una adicción comportamental suele ser un proceso gradual, con lo que se recomienda a los padres estar vigilantes ante los signos de alarma que evidencian una posible adicción. Estos deben presentarse de manera recurrente y sostenida en el tiempo (Matalí y Alda, 2008):
- Un patrón del sueño alterado.
- Patrón del hambre alterado.
- Menos atención por la higiene. Hay que recordarle que se lave los dientes, si puede no se ducha o no se cambia de ropa en días.
- Cambio del estilo de ocio. Pérdida de interés por el deporte. Empieza por saltarse algunos entrenamientos o aprovechan la época estival para insistir en que no le gusta, se aburre, es crítico con el entrenador.
- Nuevos amigos. Se evidencia un cambio en su entorno, los amigos de siempre ya no le llenan, se siente más vinculado a amigos que comparten su nuevo ocio, aunque apenas los conozca.
- Está más gruñón, se enfada por todo y de una manera desproporcionada. Aumentan las disputas con los hermanos y padres.
- Estado de ánimo oscilante. Pasa de tener momentos buenos, simpáticos y cariñosos a estar muy poco comunicativo, encerrado en su mundo, le molesta que le preguntes cosas acerca de su día a día y se le nota triste.
- Rendimiento académico alterado. Absentismo, sobre todo a primera hora, dificultad para justificar las ausencias: “cierran la puerta en punto y no puedo entrar”, aumento de la gandulería, incremento de las notificaciones de actitud poco colaboradora o reprobatoria, aumento de los suspensos y las expulsiones de clase.
- Empiezan a realizar hurtos. Generalmente de pequeñas cantidades de dinero, sobre todo a la familia más cercana.
- Engañar a familiares, amigos u otros con respecto en que emplea su tiempo de ocio.
- Perder o poner en peligro una relación significativa, su empleo u oportunidades educativas o laborales como consecuencia del juego.
Si detectas algunas de estas señales de alarma en tu hijo, o crees que puede haberse iniciado en el mundo del juego:
- Habla con él. Establece un espacio seguro y de confianza donde él se pueda sentir tranquilo para hablar de lo que está pasando.
- Préstale tu apoyo, compañía y cariño.
- Busca ayuda profesional.
«No existe estigma entre el grupo de iguales»
Este es un problema creciente por lo que necesita más atención y medidas por parte de las instituciones. El juego es muy accesible a los adolescentes y jóvenes además no existe estigma entre el grupo de iguales.
Al estar normalizado cuesta mucho darse cuenta de la adicción, tanto el propio adolescente como su entorno, por eso resultan tan importantes los signos de alarma comentados anteriormente.
Bibliografía
García Ruiz, P., Buil, P., & Solé Moratilla, M. (2016). Consumos de riesgo: menores y juegos de azar online. El problema del “juego responsable”. Política Y Sociedad, 53(2), 551-575. https://doi.org/10.5209/rev_POSO.2016.v53.n2.47921
Echeburúa, Enrique; de Corral, Paz. Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto. Adicciones, vol. 22, núm. 2, 2010, pp. 91-95. Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías Palma de Mallorca, España
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